jueves, 31 de julio de 2008

Berlín 1936, los Juegos nazis


La Alemania de Adolf Hitler quería demostrarle al mundo que ese país gozaba de una organización perfecta y era capaz de los mejores Juegos Olímpicos realizados desde 1896.

Por eso en la ciudad de Berlín en 1936, el nacionalsocialista (nazi), que gobernaba desde 1933, no dejó detalle sin verificar para que la edición XI de los Juegos Olímpicos de la era moderna no tuviesen fallas.

El Tercer Reich (así se denominaba al gobierno alemán) recibió a la delegación argentina, que finalmente se volvería con 7 medallas. Dos de oro, dos de plata y tres de bronce (hecho que se repite con las 7 medallas de Amsterdam ’28 –3 de oro– y con igual cantidad en Londres ’48 –3 oros–) fue la mayor cantidad obtenida históricamente por Argentina.

Una de las medallas de oro fue para el equipo de polo, disciplina que nunca más se incluyó a partir de esos Juegos. En Berlín el equipo argentino estuvo integrado por Luis Duggan (6 de hándicap), Roberto Cavanagh (6), Manuel Andrada (7) y Andrés Gazzotti (8) y venció a México 15 a 5 y en la final a Inglaterra por 11 a 0. Además participaron Hungría y los locales.

Argentina lograba repetir el oro de París ’24, y fueron las únicas veces en que participó.

La otra medalla dorada fue para el boxeador de categoría pluma Oscar Casanovas, quien en la final venció al sudafricano Catterall.

Las de plata fueron 2: una la del boxeador peso pesado Guillermo José Lovell, que perdió la final con el alemán Runge. Y la segunda correspondió a la nadadora Jeannette Morven Campbell en los 100 metros libre. Esta deportista, hija de un escocés y una argentina, nació en Francia durante la Primera Guerra Mundial, en 1916.

Las tres medallas de bronce fueron para el boxeador peso mediano Raúl Vicente Villarreal, para el medio pesado Francisco Risiglione y para el bote de dos remos largos integrado por Horacio Podestá y Julio Pedro Curatella.

El gran ganador de Berlín en 1936 fue el atleta Jesse Owens, de EE.UU., que le demostró a Hitler que la raza aria no era superior a la negra en muchas disciplinas olímpicas.

Owens obtuvo el primer lugar en los 100 y 200 metros llanos, en el salto en largo y además integró la posta de 4x100.

El ministro de Propaganda, Joseph Goebbels, le encargó la puesta en escena a Albert Speer y filmación con cámaras de cine a la fotógrafa y cineasta Leni Riefenstahl.

En la inauguración el 1 de agosto sobrevoló el estadio el dirigible Hindenburg, que era la nave voladora más grande de la época.

Existe un mito que afirma que Hitler rehusó dar la mano a Owens. Pero Hitler sólo felicitó personalmente a los dos primeros ganadores de los Juegos. El mismo Jesse Owens afirmó en el libro de su memorias que recibió una felicitación oficial por escrito del gobierno alemán.

No todo fueron penas para los alemanes, porque ellos fueron primeros en el medallero final con 89 preseas (33 de oro, 26 de plata y 30 de bronce) contra las 56 de EE.UU. Argentina terminó en la 13ª posición y sus deportistas tuvieron bastante para contar.

Imagen:
En lo más alto. Arriba está Oscar Casanovas, atrás el sudafricano Catterall y adelante el alemán Miner.

Polo de oro. Los argentinos Andrada, Gazzotti, Cavanagh y Duggan.

Los 100 metros libre. La ganadora fue la holandesa Masterbrock en el medio; la alemana Arendt (hace el saludo nazi) fue tercera y la argentina Jeannette Campbell, a la derecha, fue segunda y elegida Reina de Berlín, la más bella de los Juegos.

sábado, 26 de julio de 2008

Los Yenarópulos


Daniel Yenarópulos lleva más de treinta y cinco años relacionado con el balonmano o handball y además de su esposa, sus cuatro hijos practican este deporte. La historia de un nadador que se cambió de disciplina.


Ese apellido de origen griego, Yenarópulos, está asociado en forma instantánea al handball. O para los más puristas: al balonmano. Y desde 1972 hasta nuestros días ese apellido aparece ligado a ese deporte nacido en Alemania y que prendió fuerte en Mendoza en los años sesenta.

Daniel Yenarópulos abre la bocaza para sonreír orgulloso cuando describe a cada uno de sus hijos: “Los cuatro juegan al handball”. Y también para recordar una historia de amor nacida precisamente por ese deporte. Porque él e Isabel Estela, su esposa y compañera de toda la vida, se conocieron en el Instituto de Educación Física pero “los dos jugábamos en la UNCuyo y además yo era técnico. Antes ella era del Gimnasio Nº2 y la convencí para que jugara en el equipo que dirigía”. Así fueron conociéndose más y fue creciendo el amor en pareja, compartido por el amor al balonmano.

De esa relación llegaron Nadya, Mariel, Germán y Daniela, que también conjugaron esa fidelidad por ese juego rápido, a veces duro, atractivo y atrapante.

Pero vale mucho la historia de Daniel porque “llegué al handball de casualidad”. Y cuenta la historia: “Yo nadaba en Andes Talleres y al Lito Cersósimo se le ocurrió que podríamos armar un equipo de handball. Y entonces fuimos varios de natación, como yo y Claudio Capezzone; de básquetbol los Brioude (Raúl y Roberto), Vicente Pellegrino, y de hockey sobre patines Julito Briones. Así nació el equipo en Talleres y como ganábamos, seguimos. El equipo juvenil andaba bien y llegamos a las finales con San Vicente Ferrer por la zona de Capital. Serú y Social Maipú llegaron por la zona maipucina. Ganó Social y ése fue el primer torneo importante que jugué”.

Los hijos coinciden en aclarar que el padre nunca los presionó para que jugaran balonmano. Mariela recuerda que “fuimos con mi hermana a la escuela de verano y como actividad jugamos al handball y nos gustó”. Y sigue: “Empezamos con Hebe Caballero. Como las más chicas eran de 14, mi hermana Nadya tenía 12 y jugaba a veces; yo con 9 años no jugaba, pero iba a todos los partidos. Estuve tres años en el banco”.

Y dentro de las historias Daniel va desgranando nombres de compañeros, de rivales y salen Julito Contreras, los mellizos Fernández, el casi imbatible San Lorenzo de Russell de los setenta, los Argumedo, Laterra... Cada foto es un recuerdo, y rememora partidos que dejaron huellas. Y mientras tres de los Yenarópulos escuchan al padre aparece Patricia Losada, editora del suplemento económico del UNO, y renacen más historias. “A la Pato (arquera de la selección argentina mayor) la dirigí y estuve en Brasil como ayudante técnico en un Panamericano”. Y también nombra “al Petiso Parra (editor fotográfico), cuando en Chile se hizo la vertical arriba de la pelota después de una gran atajada”.

Para los chicos, que los dirija el padre es una presión extra: “Nos exige más, nos grita, insulta, pero todo para que mejoremos”, explica Mariel.

Germán dice que “jugamos con las camisetas 6 y 7, los mismos números que usaron papá y mamá”.

También Germán contó que hizo esgrima pero: “Era muy caro para practicarlo”.

Se meten en el mundo táctico del balonmano y se apasionan describiendo a los extremos, los armadores, los laterales, los circuladores de antes y los pivots de ahora. Hablan de la velocidad, del roce y de la goma para adherir la mano a la pelota, que antes no existía.

Y Daniel vuelve a decir: “Llegué por casualidad al handball y me quedé para siempre”.

Imágenes: Arriba: Papá feliz. Daniela, Mariel y Germán junto a su padre, Daniel, son apasionados por el mismo deporte.

Abajo: Papá y mamá. Arriba Daniel, como DT, y abajo, Isabel (7), como jugadora.

jueves, 24 de julio de 2008

Éxitos chacareros en cadena


Lo iniciado por el Atlético San Martín en esos primeros días de julio se transformó en un caso único, atípico, y resultó inalcanzable en épocas posteriores. Porque el Chacarero tuvo en tres meses una inigualable racha ganadora, que le sirvió nada menos que para la clasificación a dos torneos Nacionales.

Por esas raras organizaciones de torneos, todo se vinculó en los meses de julio a setiembre y sirvió para engordar esa rica historia de San Martín en el fútbol local y regional.

Porque en toda esa rareza de partidos del torneo Oficial de La Liga Mendocina, encuentros por certámenes reducidos (torneo de los Cuatro) y Regionales, el equipo de Jorge Julio llegaba a los Nacionales de 1971 y de 1972.

Todo comenzó con las disputa del Torneo de los Cuatro, donde se enfrentaban los cuatro primeros equipos de la primera rueda del torneo Oficial ’71, cuyo ganador saltaría a jugar las finales con el campeón de la temporada anterior (Independiente Rivadavia) para definir el equipo de la Liga Mendocina que jugaría el Regional. Este torneo, con equipos de otras provincias, servía para entrar al Nacional de ese año (Gimnasia estaba clasificado desde el año anterior).

El 3 de julio, en la cancha de Godoy Cruz, empataron Andes Talleres con San Martín 0 a 0, y en el estadio azul, Huracán Las Heras venció a Gutiérrez 3 a 2, al otro día. El viernes 9, San Martín le ganó a Huracán Las Heras 2 a 0, y en el Tomba, el triunfo fue de Andes Talleres, por 2 a 1, ante Gutiérrez. La 3ª fecha del reducido fue 2 días después, y Talleres venció al Globo 2 a 1 (en Gimnasia, con récord de recaudación para ese año), mientras el Chacarero goleó a los Celestes 3 a 0 (en Godoy Cruz). San Martín ganaba el Torneo de los Cuatro, por mejor diferencia de gol con los Azulgranas, y se clasificaba para jugar con la Lepra.


Al regional
El sábado 17 se jugaba la primera final por el pasaje al Regional, con la cancha de Andes Talleres con un lleno total, con gente parada contra el alambrado y otro récord de racaudación. Fue empate entre Azules y Albirrojos 0 a 0. Después de ese partido, Alejandro Mur, el DT de Independiente, presentó la renuncia.

Veinticuatro horas después, otra multitud llenó las tribunas de Godoy Cruz para el partido definitorio. Esta situación resulta increíble 37 años después, cuando se busca el descanso de los jugadores y no se programan partidos dentro de las 72 horas.

Para ese domingo 18 de julio, como DT interino de los Azules entró a la cancha el ex jugador Luis Armando Cortez, con el Cholo Miguel Converti desde la platea.

Igualaron 0 a 0 en los ’90, y en el alargue vino lo mejor. Porque el sanjuanino J.J. Pérez logró la ventaja para el Chacarero, pero después otro sanjuanino, Teodoro Fernández, se hizo un gol en contra, para el empate azul, y el mismo delantero se tomó revancha logrando el gol de la victoria. San Martín iba al Regional, que ganaría el 26 de setiembre ante All Boys de La Pampa (publicado en “Ya fue”, el 27/9/07). Así, entró al Nacional ’71.

Entre el 16 y el 29 de setiembre ganó otro Torneo de los Cuatro, y luego las finales a Talleres, para entrar al Nacional ’72. La apretada historia de partidos empezó en julio y tenía final feliz para San Martín . Valió el esfuerzo. Fue irrepetible.

Fotos:
1. San Martín ganador. Reggi, Fernández, Salguero, Falchi, Ambroggi, Pereyra, Dubrowszczyk, Domínguez, Marillack, Tébez y Sosa, el 18 de julio en la cancha de Godoy Cruz.
2. Seguro. Cabaleiro, arquero de los Azules, corta un centro. Una multitud asistió a la cancha de Godoy Cruz.
3. Llenísimo. Patea Domínguez y lo observa la gente que colmó Talleres.

sábado, 19 de julio de 2008

Basquet: la dinastía Peralta

Edgardo Peralta es el que inició una familia de basquetbolistas y luego lo siguieron sus hijos Sergio, Juan y Marta. Ahora los nietos se han iniciado en las categorías formativas. Un clan que disfruta y ama el deporte.

La dinastía de los Peralta en el básquetbol nace cuando a principios de 1950 se hacían los campeonatos en la escuela Quintana “y ahí me llevaron a jugar en Regatas”, cuenta Edgardo, padre y abuelo de jugadores de básquetbol.

El actual presidente de la Federación de Básquetbol de Mendoza es casado con Marta Analía Lamor (jugó al básquetbol en Círculo Policial) y dice que “nunca incidí para que ninguno de mis seis hijos jugara al básquet”.Y recuerda: “Jugué al fútbol en Talleres y con edad de 6ª me pusieron en la 5ª y la 4ª. Era corredor y pateaba fuerte. Pero me decidí por el básquet”.Uno de sus hijos, Juan de la Cruz, cuenta que “no me acuerdo mucho de cuando mi papá jugaba, pero sí de cuando íbamos a todos lados donde dirigía y me metía para salir en las fotos con los equipos”.Y Edgardo aclara su firme posición de “ir poco a ver a mis hijos cuando jugaban. Porque yo era un técnico conocido y dirigía equipos campeones y cada vez que llegaba a las canchas a ver los chicos los ponían, y a lo mejor no merecían que entraran en ese momento. Prefería no ir para no meterles presión a los técnicos o no me hacía ver”.

Juan habla con orgullo de su hermano Sergio, que está en Buenos Aires tras haber visto el Súper 4 que ganó la selección argentina en el Luna Park, y manifiesta: “Era un goleador y tenía una técnica bárbara”. Edgardo se mete para agregar: “Vimos los videos de Drazen Petrovic (gran jugador yugoslavo que falleció en un accidente) y le empecé a decir que ensayara una jugada, en donde encaraba para un lado y después, con una faja o entre las piernas, tomaba para otro y se metía cerca del aro. De tanto hacerla le salía bien y la aplicaba”.Juan para no ser la excepción a la regla se casó con Roxana Pavet, que jugó en General San Martín, y está orgulloso de “Juan Ignacio, mi primer hijo, y mañana (por hoy) llegará Luciana, mi segunda hija”.

Edgardo menciona que vio tres mundiales: en España ’86 en Buenos Aires ’90 y en Canadá ’94. “Ahí vi a Shaquille O’Neil en su apogeo, era una mole negra imparable”. Y también habló del Beto Cabrera de los ’60 y ’70 y no guarda elogios para Ginóbili “porque Cortijo, Campana y Milanesio fueron muy buenos, pero Manu marca diferencias, es el mejor de todas las épocas”.

Edgardo cumplió todas las etapas: jugador, DT y dirigente. “Gracias a Pedro Bátiz me inicié como entrenador y después en la dirigencia”. Juan dice con alegría que “lo más lindo fue jugar y que me dirigiera mi viejo”. Cosas de familia.

Historia de la familia

Edgardo Peralta
Nació: el 30/4/43 (65 años)nInicios: en 1956 en Regatasn

Trayectoria como jugador: en la UNC hasta el 66 y en Talleres (’66-’76)Trayectoria como DT: de ’76 al ’93 fue técnico de Talleres, Atenas (varias veces campeón en ambos) Macabi, Rivadavia, Regatas (campeón del Apertura), UNC y se retiró en Talleres.

Trayectoria como dirigente: en el ’96 como secretario de la Federación de Básquetbol de Mendoza y desde el 2004 es el presidente de esa entidad e integra la Confederación Argentina (CABB)

Sergio Peralta
Nació: el 16/10/70 (37 años)nInicios: en General San Martín.

Trayectoria como jugador: en G. San Martín, Regatas, Rivadavia, UNC, Talleres, Atenas y se retiró en el 2001 en Macabi.

Trayectoria como DT: dirige inferiores desde los 16 años y actualmente está en Regatas con los cadetes y sub 22. Integró el cuerpo técnico del seleccionado mendocino mayor en el último Argentino.

Juan Peralta
Nació: el 10/3/73 (35 años)

Inicios: en General San Martín.nTrayectoria como jugador: en G. San Martín, UNC, Atenas, Macabi y se retiró en Talleres en el 2002.nFue árbitro: dirigió básquetbol de los 16 a los 20 años.

Marta Analía Peralta
Nació: el 21/10/76 (31 años)nInicios: en ObrasnTrayectoria como jugadora: en Obras y General San Martín.n Hijos: Lucas y Brenda juegan en las inferiores de Talleres

Hermanas: Sandra , 40 años, (madre de Yamila y Christine) y Claudia (madre de Milagros y Pedro Edgardo) no jugaron en primera. Valeria (24) nunca jugó.
Imagen: Tres generaciones. Edgardo, su nieto Juan Ignacio y su hijo Juan, son parte del clan Peralta - Nietos. Lucas y Brenda, hijos de Marta y de Wilde, en Talleres - Hermanos. Sergio y Juan cuando jugaron en Andes Talleres.

jueves, 17 de julio de 2008

El Tomba ganó el Apertura de 1987


Hace 21 años Godoy Cruz comenzaba a tener resultados de su trabajo de divisiones inferiores. porque el 5 de julio, al ganarle a Jorge Newbery por 2 a 0, con goles de Raúl Coqui Muñoz y Mario Yáñez, lograba el torneo Apertura de la Liga Mendocina.

Con esa misma base, lograría dos años después el bicampeonato (1989 y 1990), los subcampeonatos del ’93 y del ’94. Pero al mismo tiempo entró en los torneos del Interior (actual Argentino A, B y C) y fue cuando en el ’94 ascendió al Nacional B (como se denominaba en ese tiempo).

Pero lo notable es que con Carlos Montagnoli y después con Alberto Garro fue superando etapas y dándole la continuidad a jugadores que en el futuro iban a quedar “marcados” por el sello de Godoy Cruz.

El lunes 13 de julio en el desaparecido Diario Mendoza aparecía el seleccionado del Apertura, algo como el equipo ideal de esa competencia, con 4 jugadores del Tomba.

Daniel Oldrá fue el mejor del torneo jugando como central. “Con sus 20 años fue el eje de la columna vertebral del equipo. Su sentido en el tiempo para esperar en el fondo, su calidad para salir jugando y esa especial garra constituyeron un aporte fundamentales para el campeón”, publicaba el Mendoza y le daba 6,22 de promedio.

Carlos Moya (5,58) “otro joven de Godoy Cruz que aportó lo suyo. Jugó al lado del mejor (Oldrá) y no desentonó”.

De Manuel Villalobos (5,63) mencionaba: “Fue una verdadera garantía marcando la punta derecha. Una promesa convertida en realidad”.
Y de Hermes Rubén Almeida (5,54) salía: “Se afirmó este año como titular, es una de las mejores promociones de los últimos tiempos en Mendoza”.

Todos siguieron jugando con significativos éxitos (ver aparte) y ese título logrado por Godoy Cruz en el primer torneo del año 1987 no tendría ningún premio. Porque la Liga Mendocina decidió jugar el torneo Oficial a una rueda (similar al Apertura) y los seis primeros jugarían la Rueda Calificada. Finalmente Argentino ganó la fase preliminar, San Martín, el hexagonal y luego el Albirrojo se quedó con las finales ante el Boli y el título Oficial de 1987.

En ese tiempo era presidente Julio Vega y a la mayoría de los chicos del club, que llegaron al título del Apertura, habían tenido a Horacio Andrés González, apodado Juniors, como DT en las divisiones más chicas.
También integraron ese equipo Sandro De Luca, Ricardo García, Enrique Brandán, Humberto Lentz, Fabián Herrera y Antonio Ciriaco Zapata entre otros.

El tiempo les daría a la mayoría la posibilidad de ser profesionales y vivir del fútbol.

De todos Moya, todavía sigue jugando en España. Y Oldrá dirige al Tomba en la A...

Imagen
Daniel Oldrá jugó en River sólo 7 partidos porque no le dieron continuidad. Pasó por Bloming de Bolivia y de regreso en el Tomba jugó 167 partidos en la B Nacional. Con Gimnasia y Tiro en el ’96-’97 logró el ascenso a Primera. Como DT fue ayudante de Llop en el ascenso a la A (’05-’06) y en el ’07-’08 fue DT de otro ascenso.

Hermes Rubén Almeida se fue en el ’89 a Boca junto a Moya pero sólo jugó en la tercera. Después ascendió con el Tomba a la B Nacional y también jugó en esa división en Talleres de Córdoba y San Martín. Además, jugó en el Palestino de Chile. Se recibió de martillero público y ahora trabaja en su propia empresa inmobiliaria.

Daniel Villalobos fue campeón y ascendió junto a Oldrá a la B Nacional para jugar en el torneo ’94-95. Se fue a jugar a Canadá, junto a varios mendocinos, y en su regreso pasó por varios equipos de la Liga Mendocina. Como DT es parte del cuerpo técnico de Oldrá (logró el ascenso a la A) y dirige al equipo local en la Liga

sábado, 12 de julio de 2008

Los Garín, tres generaciones en el fútbol local


Ernesto Garín es el nombre que figura en las estadísticas futbolísticas desde 1940 hasta la actualidad. El abuelo, el hijo y el nieto transitaron las canchas de fútbol. Pasado, presente y futuro de una historia singular.

Primer acto: el padre futbolista que lleva su hijo a la cancha. Segundo acto: ese hijo que es padre futbolista y lleva a su hijo a la cancha. Tercer acto: el nieto futbolista, que piensa tener un hijo y llevarlo a la cancha.

¿Cómo se llama la obra?
“Las tres generaciones Garín”.

Y la historia sigue dando vueltas y revolotea en esa familia tan particular con el abuelo (ya fallecido), su hijo y el nieto que muestran el DNI (o enrolamiento) con el mismo nombre y apellido: Ernesto Garín.

El Gato Ernesto Gregorio se retiró en 1996, después de 22 años, y cuenta: “Empecé a jugar al fútbol porque me llevaba mi viejo, pero tengo pocos recuerdos, era muy chico y salía como mascota de Godoy Cruz. Mi viejo, El Negro, murió muy joven, a los 56 años”.

Y su hijo Ernesto Sebastián, actual integrante del plantel de primera del Tomba, dice: “No podía jugar a otro deporte que no sea el fútbol. Me llevaba mi papá y era mascota y después alcanzapelotas, me ponía detrás del arco en donde él atajaba”.

–¿Vos sí lo alcanzás a recordar a tu papá como jugador?
–Claro, lo vi en varios equipos y estaba de pasapelotas cuando jugó el último partido para San Martín en el Malvinas, contra Independiente en el ’96.

–¿Por qué tu hijo fue a Godoy Cruz y no a la Lepra?
–Jugaba al baby fútbol y lo vieron Mario Luna y Diego Sosa y me lo pidieron para Godoy Cruz, simplemente por eso.

–Cuando empezaron, ¿cuáles fueron sus referentes a nivel local?.

EG: –Miraba en las prácticas a Cabaleiro y también me marcó el estilo del Gringo Reggi (Enrique). También, de más chico, lo miraba al Chalo Pedone, de Godoy Cruz.

ES: –A mí me gusta cómo juegan Enzo Pérez y Mauro Poy, y siempre trato de imitarlos algo.

–Y a nivel nacional o internacional.

EG: –Me impresionó el Gato Andrada, al que enfrenté. Y el Pato Fillol, que fue un monstruo.

ES: –Cristiano Ronaldo, del Manchester.

–Siempre hay un partido o varios que te quedan en el recuerdo.

EG: –Contra el Cosmos, de EE.UU., jugaban el brasileño Carlos Alberto, el alemán Beckenbauer el italiano Chinaglia y perdimos 2 a 1. También cuando le atajé penales a Maradona y a Passarella, a pesar de haber perdido.

ES: –Contra Racing en mi debut en Primera A. Además hice un gol.

– ¿Tienen cuentas pendientes?
EG: –Ninguna. Disfruté lo que hice, jugué al fútbol, pero siempre trabajé en otro lado.

ES: –Dejé el colegio en el último año y lo quiero terminar.

El Negro, el Gato y Tito Garín, desde 1940 hasta 2008, figuran en la historia del fútbol argentino.

Imágenes:
Ernesto Garín, padre e hijo.
De los ‘50. A fines de esa década el Negro Garín con su hijo Ernesto Gregorio de mascota.
De los ’90. El Gato Ernesto Gregorio con su hijo Ernesto Sebastián, de mascota.

jueves, 10 de julio de 2008

El Rulo Becerra, de Guillermo Cano al mundo


El muchacho alto y flaco pegaba los saltos y quedaba suspendido allá arriba. Como si el aire se cortara y su figura se extendiera en el tiempo unas milésimas de segundo, más que los otros. Así resaltó entre los pibes de la Sexta Sección y el Rulo empezó a hacerse notar en su querido club Guillermo Cano.

Así, en el club del Oeste de la Capital mendocina se produjeron esos torneos con una gran competencia y recordadas finales con Andes Talleres.

Jorge Aníbal Becerra no tardaría en irse de Mendoza, al club Obras Sanitarias de la Capital Federal.

Su altura (medía 1,98) y capacidad de movimientos le daban un potencial especial para desplazarse en espacios chicos, a pesar de su dimensión. El Rulo llegó a la selección argentina y del 3 al 14 de julio de 1974 sus saltos se vieron en la 7ª edición del Mundial de básquetbol en Puerto Rico.

La selección nacional armada por Miguel Ángel Ripullone tenía diez jugadores que estaban en clubes del país y sólo la larga figura de Ernesto Finito Gherman y el base Carlos González provenían del Palmeiras brasileño.

Eran tiempos en que los clubes europeos y la NBA no descubrían el talento de los jugadores del Sur de América. Ni tampoco se los llevaban en edad de juveniles. El básquetbol se nutría con jugadores de Bahía Blanca, llamada la capital del básquetbol argentino y en Obras de Capital estaba la base del seleccionado.

El DT Miguel Ángel Ripullone eligió los jugadores y la selección viajó 46 días por Europa en una gira preparatoria en donde ganó 6 y perdió 14.

En la lista definitiva para el Mundial de 1974 estaba Jorge Becerra para convertirse en el segundo mendocino de la historia en estar en esa competencia. El otro fue Arturo Cacciamani en el Mundial de Brasil en 1963.

El 3 de julio perdió Argentina ante España, en San Juan de Puerto Rico; el 4, en Caguas, el seleccionado nacional superó a Filipinas y el 5 de julio perdió con EE.UU. en la ciudad de Ponce. Después vino la ronda consuelo del 9º al 14º, en la que Argentina se ubicó en el 11º lugar.

Becerra se dio el gusto de jugar y después como dirigente fue el máximo organizador del Mundial de 1990, realizado en nuestro país.

Fue mundialista desde dentro de la cancha y desde afuera.

El Rulo, de Guillermo Cano al mundo.

La URSS, por mejor diferencia
El Mundial de Puerto Rico fue definido por diferencia de tantos luego de un triple empate en puntos. Así, la Unión Soviética fue el campeón, Yugoslavia el segundo y Estados Unidos quedó tercero.

EE.UU. viajó con un plantel de jugadores universitarios con un promedio de 19 años.

En Unión Soviética (la URSS, ahora dividida en varias naciones) resaltó Alexander Belov, el mismo que había logrado el doble final frente a EE.UU. en Los Juegos Olímpicos de 1972, en Munich. Logró el doblete: Mundial y olímpico.

Imágenes:
Rulo en el aire. Becerra (9) y Cabrera (14) marcan al filipino Paner (13).

Del ’74. Argentina en Puerto Rico: Guitart, Perazzo, Pagella, Martín, Aguirre y Gherman están arriba. Abajo: González, el mendocino Becerra, Monachesi, Cadillac, Raffaelli y Cabrera.

jueves, 3 de julio de 2008

La primera negra


Cuando jugaba con su paleta de madera sobre el asfalto de las calles del Harlem, en el corazón negro (afroamericano) de Nueva York, la pequeña Althea se divertía y ni pensaba que pegándole a una pelotita estaría su futuro.

Había nacido el 25 de agosto de 1927 y jugaba en ese barrio tan característico, dándole en forma llamativa a la pelota. Iba creciendo y se movía en los circuitos con gente de su raza sin parar de ganar. Ya había cambiado su paleta de madera por una raqueta de tenis.

En 1946, dos médicos negros aficionados al tenis, Hubert Eaton y Robert Walter, decidieron rescatarla del barrio en donde trabajaban. Querían llevar a una chica pobre a lo más alto del deporte. Tras conseguir la aprobación materna, los dos hombres proyectaron un plan de entrenamiento en el que la chica pasaría la temporada escolar trabajando con Eaton, en Carolina del Norte, y los veranos entrenando con Johnson, en Virginia.

Era difícil una época en la que a los negros no los dejaban entrar a algunos bares, había cines y teatros en donde no podían ingresar, y hasta en algunos medios de transporte tenían prohibido subir.

Ella, surgida del Harlem, sería aceptada en los torneos nacionales de tenis junto a los blancos y luego ingresó al profesionalismo para dejar su sello histórico en el deporte.

Porque esa muchacha iba a transgredir con su presencia y el 6 de julio de 1957 lograba marcar un hito en el deporte blanco al ser una mujer de raza negra, la primera ganadora de ese certamen al superar a Darlene Hard. Y hoy hace 50 años que Althea Gibson repetía el título y se consagraba otra vez en el mítico torneo (las mujeres juegan desde 1884) porque el 3 de julio de 1958 vencía a Angela Mortimer Barrett y era bicampeona.

Recién en el 2000 aparecería Venus Williams y luego su hermana Serena para repetir la historia de Althea, 42 años después. Y en esa historia habría que mencionar a Arthur Ashe, el único tenista negro, que ganó en Wimbledon en 1975.

Esos triunfos de Gibson en el deporte blanco, como lo fue alguna vez fue el tenis y en estos tiempos sólo en Wimbledon se conserva la tradición de vestir de blanco, hicieron variar el pensamiento de mucha gente.

La negrita del Harlem murió el 28 de setiembre de 2003 a los 76 años. Estaba tranquila porque otras de su misma raza la habían imitado.

Ganadora
Althea Gibson no ha sido muy
nombrada por los historiadores de tenis aunque ganó 56 torneos profesionales.

Además llegó a las finales individuales de 7 Grand Slam y ganó 5 de ellos. En Roland Garros en 1956, en Wimbledon ’57 y ’58 y en el Abierto de EE.UU. del ’57 y ’58.

Fue finalista de 11 torneos del Grand Slam en doble femenino y doble mixto y logró 6 títulos. Ganó en Francia ’56, Wimbledon ’56, ’57 y ’58, y Australia y EE. UU ’57.

Una ganadora que no tuvo ocasión de demostrar su talento hasta después de 1950 cuando se permitió que una jugadora negra compitiera con las demás.

Imágenes: En el ’58. Althea Gibson con su segundo trofeo en Wimbledon. Tablero electrónico. En 1958 ya funcionaban en Wimbledon.