jueves, 25 de septiembre de 2008

Afuera vale más


La selección nacional de hockey sobre patinas vencía en forma invicta y con puntaje ideal en el Mundial disputado en Novara (Italia). Tres mendocinos integraron el plantel: Rubio, Maldonado y Pablo Cairo.

No había sido casualidad el título ganado en San Juan seis años antes. Y así, ese grupo de sanjuaninos y mendocinos desafiaba al mundo del hockey sobre patines para demostrar que de visitante también se podía.

El 22 de setiembre de 1984 en la ciudad de Novara, bien al Norte de Italia, la selección argentina se consagraba campeona mundial al vencer en la última fecha a Holanda por 1 a 0.

Era la 26ª edición del torneo y la albiceleste era la primera selección que conseguía imponerse en un Mundial con el puntaje ideal. Había ganado los nueve partidos jugados.

Miguel Gómez armó el equipo y de los diez integrantes había 3 mendocinos: Mario Valentín Rubio, que de su San Martín natal se había ido a jugar al Liceo de Galicia (España) y a los 26 años conseguía su segunda medalla de campeón; el defensor Ángel Benigno Maldonado (25 años, Follonica, Italia) y el juvenil de San Martín Pablo Cairo, que iba a su primer Mundial y jugaba en Trinidad de San Juan, pero se le abriría el camino en Europa).

Los restantes integrantes del equipo eran Oscar Hidalgo, Gustavo Bueno, Jorge Alfredo Luz, Carlos Coria, Daniel y José Antonio Martinazzo y Mario Agüero.

Fue un torneo con algunas sorpresas, como las derrotas de España ante Chile y EE.UU., y también se había quedado Portugal, con una formación nueva. Por eso el título estaba para los italianos y para Argentina y se definía con el partido por la penúltima fecha (jugaban todos contra todos).

Un gol apenas empezó el partido no sacó del esquema a los argentinos y Mario Rubio contaba en El Gráfico: “Miré el reloj y me dijo que había que conservar la calma, que no era nada y que íbamos por el camino correcto”.

Después llegaron los goles de Agüero y ahí todos tenían la sensación de que los de celeste y blanco no podían perder.

El pibe Hidalgo (19 años, de Social San Juan) se hacía imbatible en el arco, Luz cortando y recibiendo pelotazos, Daniel Martinazzo imponiendo su habilidad y después llegaron los goles de Agüero, que se metió en el sacrificio para barrer el frente de ataque de los italianos en forma incansable.

Los italianos eran alentados por 5.000 compatriotas en el Palazzetto dello Sport de Novara.

Y el portugués Livramento, considerado uno los mejores de la historia, reconoció el fervor argentino: “Es asombroso que jugadores de la categoría de éstos no tengan problemas en ponerle la cabeza o el cuerpo a cada remate del rival. Acá nadie pensó en los buenos contratos que les esperan en España o Italia, éstos son grandes de verdad”.

Esa gran actuación argentina sirvió para renovar contratos y para cambiar de clubes. Del plantel campeón sólo los dos arqueros se volvieron a San Juan. El destino europeo tentó a los demás, tal como sucede en la actualidad con los mejores jugadores argentinos.

Así, el hockey sobre patines argentino pasó a ser de exportación y la selección impuso su jerarquía jugando de visitante. Empezó a ser potencia mundial.

Imagen

Campeón mundial ’84. Alonso (mecánico), Ernesto González (dirigente), Cantó (kinesiólogo), Miguel Gómez (DT), Jorge Luz, Mario Rubio, Daniel Martinazzo, Yanello (dirigente) y Jorge (mecánico). Abajo: Ángel Maldonado, José Martinazzo, Gustavo Bueno, Oscar Hidalgo, Carlos Coria y Pablo Cairo. Falta Agüero.

Festejo. El mendocino Mario Rubio, con sus bigotes tradicionales, entre Hidalgo y Agüero.

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