miércoles, 17 de diciembre de 2008

La noche mágica de Nicolino Loche


Fue tan mágica que acá, en esa mañana del 12 de diciembre de 1968, el país entero prendió la radio para seguir la pelea por el título mundial de los welter juniors

Esa noche en Japón fue mágica. Tan mágica que acá, en esa mañana del 12 de diciembre de 1968, el país entero prendió la radio para seguir la pelea por el título mundial de los welter juniors. 

Y ese hombre mendocino de 29 años que ya había hecho una larga carrera boxística estaba frente a frente, en Tokio, con el campeón mundial, el japonés Paul Fuji, para tratar de quitarle el título. 

Ni hablar en esos tiempos de peleas por TV en directo, recién unos días después, los argentinos pudimos ver el show de Nicolino en blanco y negro. ¡La pelea por el título mundial en diferido! 
Hace exactamente 40 años, El Intocable, como se lo apodaba a Locche por su inconfundible estilo para esquivar los golpes, le daba a Argentina el tercer título mundial de boxeo después de los de otro mendocino, Pascual Pérez, y Horacio Accavallo. 

El Veco fue el enviado especial de El Gráfico y escribía: “Allí está el Intocable, trabajando con la izquierda adelantada. Fuji no sale a apurar y tira un golpe que se pierde en el aire”. Así terminarían la infinidad de golpes que tiró el campeón. “La izquierda de Locche ya es un látigo en esa primera vuelta”, y esa iba a ser otra de las características del combate. 

Mientras Locche mantenía el centro del ring, el hawaiano-japonés trataba de llegar en corta distancia “pero los 3 meses de entrenamiento de Locche están vivos en esas piernas que se entregan en una danza continua, casi sin tocar el piso, no ofreciendo jamás un blanco fijo”, escribía el periodista en El Gráfico Nº2.567, que por estos días es un objeto para coleccionistas. 

“Fuji trata de arrinconar a Locche en una esquina neutral y se va a lo toro a buscarlo. Pero Nicolino ya no está y Fuji se zambulle espectacularmente, y cae sobre la piscina de lona... un campeón mundial en el ridículo máximo para un boxeador, y el torero de pantalones cortos allí al lado”, decía la crónica. 

La gente en el estadio en Tokio enmudecía y no podía creer que un boxeador escapara tantos golpes y que el de enfrente fuese tan efectivo para esquivar y tan exacto al pegar. 

La cara de Fuji se iba agrandando, sus ojos se achicaban aún más, porque los golpes de Nicolino llegaban seguros y muy seguidos. 

Ya en el quinto round se cerraba al todo un ojo de Fuji. La izquierda del mendocino sigue martillando en la cara de Fuji: “La zurda de oro sigue su monólogo virtuosista”. 

En el 7º round se notaría que a Fuji le había costado dar el peso (63,500kg), avanzaba y se perdía entre tanto Intocable que tenía enfrente. El pupilo de Don Paco Bermúdez estaba cada vez más seguro, como si hubiese nacido en Tokio. 

El noveno fue la exhibición mayor con Nicolino colocando cada golpe en la cara del local. Fuji parecía aturdido, ciego y atormentado. No aguantó más. 

En el décimo, Fuji no salió a pelear y el árbitro Nick Pope le levantó la mano al nuevo campeón mundial. 

El gran Nicolino, el mago, el Chaplin, había consumado la obra más brillante de su vida.

1 comentario:

Norberto dijo...

NICOLINO LOCHE grande entre los grandes , uno de los mejores boxeadores a nivel mundial con un estilo unico , marco una historia en el boxeo Argentino , realmente era un espectaculo verlo boxear